Es hermoso recorrer la historia de manera  fantástica  y contar sobre la vida de Juan de Dios Martínez quien se desempeñaba como jurisconsulto legal y político  que ejerció la presidencia del Ecuador en la temporada de los años de  de 1932 a 1933, que además fue un gran ilustre de mucha importancia tal como lo fue el muy nombrado Galo Plaza Lasso.

Juan de Dios Martínez 1

¿Quién fue Juan de Dios Martínez?

Juan de Dios Martínez Mera fue un extraordinario hombre de mucho conocimiento que nace  en Guayaquil el 8 de marzo del año de 1875.  Contaba con la presencia de su abuelo paterno, Juan María Martínez Coello, quien era un educador principal en el área de alta calidad de desarrollos ribereños y carpintería que financió las estructuras más significativas de Guayaquil.

Su abuelo paterno  fue un hombre de mucha importancia  dentro de al sociedad ecuatoriana que estableció la Sociedad Filantrópica de Guayas con otros para que los asociados pudieran ayudarse mutuamente, mejorando así la orientación y la artesanía que era tan impecable y muy proactiva para la comunidad y sus habitantes. Vea Javier Espinosa

Su  padre era el  reconocido y notable maestro Tomás Martínez, el mejor hombre que he conocido en cualquier momento de mi vida, así lo expreso y  admitió Juan de Dios en su camastro donde se encontraba en sus últimos momentos de vida. Sus jóvenes hijos a los cuales llamó Raúl, Héctor y Gabriel Martínez Torres. Sus hijitas Flora Martínez de Pérez Chiriboga, Leonor Martínez de Manrique Sabla, Isabel Martínez de García Escobar y Francisca Martínez de Chiriboga Ordóñez una buena familia que lo acompaño siempre.

Es de contar que su padre Tomás Martínez dejó la vida ruda que llevaba con el comercio  para dedicarse por entero  a la formación educativa consideró que era mas productiva e importante, por lo que trabajo mucho con planes y grandes proyectos  con los cuales estableció en la zona de  Daule una escuela que en poco tiempo terminó bien conocida. Abrió la Escuela basada en la matrícula privada para niños en Guayaquil, en la época del año de 1869.

La dirigió  plenamente durante un cuarto de siglo hizo una excelente labor, la instrucción estaba realmente asegurada, lo que era bastante compleja y completamente brindada y garantizada para alentar al estudiante de la escuela con una enseñanza que fuera del todo gratuita, instruyéndolos hasta el quinto año.

En el momento en que se terminen los mansos, se terminarán los malhechores, fue uno de sus lemas preferidos. Su padre Tomás Martínez falleció en el año de 1894, y más adelante  su esposa que había enviudado estableció el colegio para niñas Florinda Mera viuda de Martínez, institución que desempeñó sus labores educativas hasta el año de 1925.

El ilustre  Juan de Dios Martínez cursó sus estudios primarios y fundamentales en la Escuela San Vicente del Guayas y al culminar allí sus estudios, se inscribió para  realizar estudios de medicina y luego de un tiempo de sus estudios en Medicina, consideró mejor optar por la  Jurisprudencia en la Universidad de Guayaquil tuvo todo lo necesario para realizar los estudios que quisiera y donde le gustase.

Luego de completar sus estudios, conquistó  el premio de la Municipalidad de Guayaquil para el mejor estudiante de la fuerza laboral de la facultad, pero se renunció a reconocerse como asesor legal por la controversia de un suceso con el director,  que lo lastimó profundamente. Juan de Dios Martínez Mera era una persona decidida y ardiente.

Eloy Alfaro

Es bien importante recordar que a sus  20 años, se interesó en la cruzada militar de Eloy Alfaro en Quito y se convirtió en un liberal, involucrado con el que era leal, a pesar de que los liberales lo traicionaron. En el año de 1902, como vicerrector, se ocupó de la Escuela Vicente Roca fuerte; fue en  ese año que  se casó con Francisca Torres Lascano con quien estableció su hogar.

Asumió cargos bien importantes dentro de los cuales cabe mencionar que fue tesorero de Hacienda del Guayas y en el choque conflictivo que atravesó el País durante el año  de 1910 con la región del Perú en al que también fungió como jefe de la Primera Compañía del Batallón de la Patria. En el año de 1920  representó dignamente a Guayas como diputado designado y en el año de 1921 se encargó del  cargo de administrador de la Cámara de Diputados fue un hombre de mucho reconocimiento e importancia.

También puede describirse que a partir del año de 1922, se desempeñó como supervisor de la Compañía Ecuatoriana de Estancos y Tabacos, una empresa privada con un motivo de administración abierta públicamente. Allí, tres décadas antes de la emisión del Código de Trabajo, presentó un arreglo de excursiones pagadas, ayuda terapéutica gratuita y apoyo en los beneficios para representantes y especialistas.

Isidro Ayora

El reconocido constitucionalmente presidente Isidro Ayora le delegó el cargo de ministro de Hacienda, sin embargo, Juan de Dios Martínez se rindió renunciando  después de medio año, a la luz del hecho de que no se había satisfecho una idea importante para Guayaquil. Dejó sus funciones  del servicio sin nada que llevar más que su nombre y se comprometió arduamente con la horticultura.

En el año de 1931, estando en el poder como jefe empoderado don Alfredo Baquerizo Moreno, quien nuevamente le solicita que se incorpore al Ministerio de Hacienda. Y luego de realizar sus buenas labores fue elegido presidente en el año de 1932, pero nada le fue fácil, porque fue degradado por el Congreso en el año de 1933. No regresó mas a la administración  como punto principal a pesar del hecho de que siguió militando en el Partido Liberal.

Entregó todas sus fuerzas como un verdadero hombre que trabajó hasta su fallecimiento, primero en la Agencia de Vapor para la administración de vías fluviales entre Guayaquil y Durán, en ese momento como jefe de la Sucursal de Loterías de la Beneficencia de Guayaquil, y luego como administrador de la Sociedad Agrícola e Industrial (anterior Ingenio San Carlos), donde ejecutó una vez más el marco de las ventajas sociales porque fue un hombre de mucha nobleza y buen corazón.

En el año de 1947, una reunión de legisladores solicitó la aprobación para proponer al Congreso el nombre de Juan de Dios Martínez Mera para la Presidencia de la República, sin embargo Martínez no lo aprobó. Solo asumió la administración de la Flota Mercante llamada la Gran Colombiana. Vea Cipriano Castro

Teniendo en su hermosa vida  75 años de edad, fue designado Ministro de la Junta de Caridad de Guayaquil, una situación muy penosa vivió cuando le sorprendió un segundo ataque al corazón. Fue una ruda situación que más adelante le ocasionó la muerte  en Guayaquil el 27 de octubre del año  1955 a la edad de 80 años.

La importancia que dio la Constitución del año de 1929 dio fuerzas expansivas al Congreso para desafiar y reprender a los Ministros e incluso a toda la oficina gubernamental. Con los votos de los funcionarios dependientes de la administración, José Vicente Trujillo, compañero del presidente, fue elegido líder del Congreso.

José María Velasco Ibarra

Es de considerar que el día  15 de agosto del año del año de  1933, el líder de la Cámara de Diputados, José María Velasco Ibarra, mencionó ante el Congreso en pleno la solicitud de la renuncia al Presidente de la República ante el hecho de que la carrera política de Juan de Dios Martínez había sido engañosa, alegando que todo Ecuador lo contradijo, por la ausencia de un ambiente de armonía, la ausencia de preocupación en el cuidado de los problemas monetarios y desinformó a la junta directiva del problema mundial.

El movimiento fue reconocido por 48 votos contra 22, a pesar del hecho de que el Congreso del año de 1932 había dado un voto de aclamación al tratamiento ahora denunciado de rumbo remoto. Juan de Dios Martínez Mera negó mediante un escrito que renunciaría y refutó las afirmaciones presentadas.

En ese momento, el Congreso rechazó con un voto de duda al Gabinete por haber comparecido con el presidente, éste invalidó el voto del Congreso, siendo  el 17 de agosto como una fecha memorable que se guardaría en la historia política del Ecuador. El Congreso confirmó la duda por lo que el segundo Gabinete se rindió y renunció.

Para ello Juan de Dios Martínez logró conformar un tercer gabinete, teniéndose en cuenta que el Congreso amplió las dudas inciertas y la batalla prosiguió. Se excluyeron siete gabinetes, pero el presidente no cayó en la tentadora idea de romper el Congreso y aun así  de forma práctica y orientada conformó  sus gabinetes aunque fuese con los liberales.

Y ya para el día  9 de octubre, la junta liberal se separó de Juan de Dios Martínez Mera. El Congreso lo culpó por haber necesitado establecerse como un déspota dictador, lo cual era falso. El día catorce, el presidente invalidó los cargos en su contra, particularmente en asuntos universales. Posteriormente, cerró su invalidación de la manera siguiente cuando dijo: «A partir de ahora te oigo decir que tu voz interior es la verificación de mi culpa.

Sea como fuere, considerando todo, no eres solo el Poder; no solo la equidad confiable: usted es la verificación, usted es el mismo procedimiento que legitima sus sentencias; Sin embargo en ese punto, tú también eres la tiranía. Ese mismo día el presidente fue a Guayaquil, y el día diecisiete, el Senado, administrado por José Vicente Trujillo, expulsó al presidente destituyéndole de su cargo y funciones.

José Vicente Trujillo

Solo los congresistas José Rafael Bustamante, Cristóbal Tobar Subía, Manuel T. Maldonado y Alberto Acosta Soberón, a pesar de que eran individuos de la restricción opositora, no apoyaron el informe crítico del Senado sobre cuestiones universales. Ese día equivalente, Juan de Dios Martínez Mera compuso un mensaje para dirigirlo a los individuos  ecuatorianos.

En su decisión, declaró: «Al alejarme de la capital de la República, no piensen, en ningún caso los individuos que han sido mis enemigos injustificados, que transmito en mi pecho el más mínimo indicio de desdén o de rencor: nunca  imaginé ni con el Poder ni el castigo al fueren merecedores por el simple hecho de haber obrado mal, anhelo la equidad que opere de manera justa siempre, solo la justicia apuntara hacia el lado correcto, solo en eso espero y confió.

En la remota posibilidad de que los largos tramos de angustia-fortuna no lo permitan, vaya a la República, mientras se retiran por su cuenta, al sagrado asilo de voz tranquila, le garantizo que cuanto más firme se muestre ante ella, cuanto más certifiques mi conducir con sus decisiones firmes en cuanto a la sentencia. Vea Andrés Avelino Cáceres

Biografía de Juan de Dios Martínez

Entre los aspectos más recordados con notable grandeza se tiene que Juan de Dios Martínez Mera es un hombre de reconocida trayectoria que nace  en la hermosa ciudad de Guayaquil, Ecuador, el 8 de marzo del año de 1875, quien fuere hijo del Señor Tomás Martínez Avalos y la Señora Florinda Mera Escobar.

Estudios

Se hace notable mención a su formal instrucción que fue  la más esencial y que ocurrió bajo el astuto comportamiento de su padre, y que al estar completamente preparado y alistado éste lo  ingresó en el Colegio Nacional San Vicente del Guayas, donde en el año de  1892 se graduó con una certificación en filosofía con evaluaciones excepcionales. En ese año mismo comenzó a cursar estudios en medicina, pero no mucho duro con ese entusiasmo ya que  después de su renuncia a la medicina  para ingresar a la Facultad de Jurisprudencia.

Trayectoria

En el episodio de la Revolución Liberal, el 5 de junio del año de 1895, se unió a la fuerza armada guerrillera, y poco después ingresó como Acompañante de Honor que acompañaba al general Eloy Alfaro en cada una de las líneas del frente. En ese momento se dirigió al triunfo de Gatazo, y después de eso entró en Quito con los campeones.

Eloy Alfaro

De vuelta en Guayaquil, procedió con la continuidad de sus estudios  de leyes, que terminó en el tiempo del año de 1898. En ese evento ganó el Premio de la Municipalidad de Guayaquil, en todo caso, incomprensiblemente, no se graduó por razones personales. Vea Lenin Moreno

En el año de 1911 participó asumiendo el cargo en la tesorería de Hacienda del Guayas, y en enero del año siguiente, luego de enterarse del temeroso asesinato de los héroes liberales, intentó renunciar a sus ejercicios privados; sin embargo, fue delegado secretario de la Municipalidad de Guayaquil, situación que supo llevar cumpliendo sus funciones en el cargo donde sirvió a su ciudad hasta el año de 1914.

En el año de 1920 fue elegido diputado por la Provincia de Guayas como fiel representante del  Partido Liberal Radical, y al año siguiente fue elegido presidente de la Cámara de Diputados, un respeto que mantuvo hasta el año de 1922 cuando se indultó y regresó a Guayaquil para asumir la Administración de la Sociedad Ecuatoriana de Estancos, un negocio de propiedad privada enmarcado para organizar, supervisar y controlar la creación y cierre de alcoholes, en la costa; al igual que  el tabaco, a lo largo de toda la República.

En el año de 1929, antes de la verdadera emergencia monetaria que la nación estaba experimentando debido a la caída del cacao, el Presidente de la República, el Doctor Isidro Ayora, lo llamó nuevamente para que se encargara de llevar el cargo ministerial alusivo  a la situación de Finanzas, ya que la experiencia y el trabajo exitoso antes los tabacaleros lo convirtieron en el individuo más razonable para practicar un control monetario fructífero, pero un par de meses después se rindió renunciando debido a los conflictos con el Ejecutivo y regresó a Guayaquil.

Después del mal gobierno que ocurrió en el año de 1931 debido a la caída del presidente Ayora y la Guerra de los Cuatro Días, que en la temporada del año de 1932 creó la ineludible exclusión del presidente electo Señor Neptalí Bonifaz Ascázubi; El Doctor Alberto Guerrero Martínez, como presidente del Congreso responsable del Poder Ejecutivo, pidió nuevas decisiones presidenciales para evitar que la nación abandonara los canales protegidos constitucionalmente.

Doctor Alberto Guerrero Martínez

En ese momento se levantaron las oficinas de don Manuel Sotomayor Luna por conservadurismo, Pablo Hannibal Vela por independientes y el suyo por el sector  progresismo radical. Alrededor de ese momento, la nación vivió un tiempo muy  destacado entre su más terrible emergencia monetaria: el retiro y el desempleo se habían expandido de manera impresionante y no había dinero ni expectativas.

En estas condiciones, su experiencia monetaria y su equilibrio político lo convirtieron en el hombre más razonable para ejercer la Presidencia de la República. Las carreras electorales se llevaron a cabo entre el 30 y el 31 de octubre del año de  1932, y sus resultas lo ayudaron ampliamente, por lo que el 5 de diciembre recibió del Presidente de los Diputados la banda que lo consagró como Presidente Constitucional de la República con el fin de que cumpliese sus labores en total función y gerencia.

Ese día equivalente comenzó su juicio tan amargo como la hiel, cuando se presentó en la galería de la Casa Presidencial para recibir a la población general de Quito, sufrió la más terrible y vil  humillación al límite de recibir un trato muy  obsceno y débil, fue salvajemente  ofendido por los individuos que no se dejaron llevar por la decepción de su competidores.

Alrededor de ese momento, se produjo el choque universal de Leticia entre Colombia y Perú, que se prolongó durante casi un año y puso la paz del Ecuador en una verdadera amenaza, pero con la perspicacia y la experiencia, se dio cuenta de cómo defenderse de los objetivos de los fiscales que necesitaban convertir el hermoso suelo patrio dedicado en su línea frontal.

Posiblemente con aspiraciones como las que tenían en el año de 1859 cuando marcaron el resbaladizo Protocolo Mosquera-Selaya, por métodos para los cuales propusieron aislar a Ecuador en cantidades equivalentes bien distribuidas según lo establecido. Vea Rafael correa

Es por ello que el día  10 de agosto del año de  1933, se introdujo el Congreso de la República, que favoreció a los especialistas José Vicente Trujillo y José María Velasco Ibarra para dirigir las asambleas de senadores y diputados, individualmente. Rápidamente surgió un genuino torbellino político en su legislatura: los grupos de resistencia, entusiasmados con la ardiente charla del elocuente  Doctor Velasco Ibarra.

Vertieron todos los días contra el Presidente y su administración una amplia gama de denuncias y críticas,  bajo el seguro de la Constitución del año de 1929, donde  los congresistas acudieron al «voto de duda» que impidió durante bastante tiempo a cada ministro avanzar pues eran descalificados por órdenes del  Presidente quien se encargaba de  seleccionarlos.

Y Hacia el final del mes de septiembre, a propuesta del diputado que había sido delegado Doctor Manuel Benigno Cueva García, se asignó una comisión encabezada por el Ingeniero Federico Páez fue encuadrado quien tenía  que exigir la renuncia del presidente.

Hacia comienzos del mes de octubre, la  funesta crisis  entró en su etapa más delicada, cuando apenas dos meses después de haber comenzado sus deberes presidenciales, el Congreso inició un juicio político bastante  vergonzoso en su contra: en el que el Doctor Velasco Ibarra, con una articulación demagógica de todo un  experto, mostró intensos cargos contra el Presidente de la República acompañado  de algunos congresistas.

Siendo el designado Joaquín Dávila quien propusiera una propuesta para desincorporarlo de sus funciones presidenciales «Debido a la culpa en la gestión de asuntos internacionales». Al darse cuenta de que el Senado había arreglado previamente el acuerdo que lo había expulsado, descartó el camino de la autocracia como un último acuerdo e hizo un viaje con su familia a Guayaquil, donde permaneció aguardando en espera de lo que ocurriría  durante la situación presentada.

El 16 de octubre del año de  1933, el Senado, que estaba encabezado por el Doctor José Vicente Trujillo, en una sesión descortés respaldó el movimiento que «negó legítimamente el cargo de Presidente de la República al Señor Juan de Dios Martínez Mera y por lo tanto, proclamó una apertura, declarando vacancia presidencial.

Una vez presentado estos acontecimientos renunció a los asuntos gubernamentales y siguió sirviendo a la Patria desde varios puestos. En el año de  1936 fue jefe de la parte administrativa  de lotería de la Junta de Bienestar de Guayaquil; luego dirigió el grupo asesor para la construcción del sepulcro al general Eloy Alfaro; y en el año de 1946 fue llamado para asumir la función  de Gerente de la Flota Mercante Gran Colombiana, en el área del Ecuador.

Eloy Alfaro

El 1 de noviembre del año de  1948, el Congreso Nacional que corrigió las acusaciones en su contra para rechazarlo reconoció la notoria manifestación presentada por el Congreso del año de  1933, y consintió colectivamente en distinguir que Juan de Dios Martínez Mera se había presentado como Presidente de la República con orgullo, autenticidad y entusiasmo significativo, no tenía nada de qué avergonzarse, seguía el curso de su vida con toda honra y honor por su conducta intachable. .

Vida personal

Entre sus más preciadas notas personales se puede mencionar que contrajo matrimonio con Francisca Torres Lascano la noche del 31 de diciembre del año de 1902, con la que conformó un hogar bien establecido y con la que tuvo sus hijos quienes  fueron Raúl, Héctor y Gabriel Martínez Torres. Sus hijitas Flora Martínez de Pérez Chiriboga, Leonor Martínez de Manrique Sabla, Isabel Martínez de García Escobar y Francisca Martínez de Chiriboga Ordóñez, una hermosa y bien conformada familia enseñada con buenos y sanos principios.

Muerte

Se hace bastante notorio que el día 27 de Octubre del año de 1955 Juan de Dios Martínez Mera fallece en el lugar donde creció en la hermosísima ciudad de Guayaquil, Ecuador a la edad de ochenta y ocho años. Vea Diego Noboa

Presidencia

Fueron momentos muy importantes los que vivió el Ecuador en las apoteósicas elecciones presidenciales para la temporada del año 1931 las cuales le dieron el triunfo al tradicionalista Neptalí Bonifaz, a quien excluyeron los no conformistas y los comunistas. Este fue el inicio de la Guerra de los Cuatro Días  propiciada en el año de 1932, cuyo resultado llevó al liberal Alberto Guerrero Martínez a asumir la responsabilidad del poder y demandó que se efectuaran las elecciones presidenciales para el año de  1932 en las que Juan de Dios Martínez Mera triunfó.

Juan de Dios Martínez Mera ha sido desde hace mucho tiempo el primer presidente en funciones que fue excluido por el gran comisionado del  Congreso que lo obligó a retirarse de su cargo y de sus funciones como presidente en ejercicio activo José María Velasco Ibarra condujo esta exclusión.

José María Velasco Ibarra

Los especialistas en historia han seguido la propuesta de Velasco Ibarra en el primero de los alegatos y, además, en el segundo. Hoy, la segunda alegación se ha torcido: el enfoque político de carácter mundial de  Juan de Dios Martínez Mera fue sensato. Considerándose además que  el cargo de extorsión  fue realmente sospechoso y muy dudoso.

Por lo que Juan de Dios Martínez Mera tomó posesión el 5 de diciembre a las tres de la tarde. Asumiendo así el cargo de presidente, y que por ende declaró que administraría según los patrones del Partido Liberal y trasladándose luego desde la sede del  Congreso que funcionaba en el mismo Palacio de Gobierno, al pórtico que se encuentra sobre la Plaza de la Independencia.

Cuando apareció en él, hubo un gran silbato que la policía  quiso frenar, pero el presidente no lo consintió. Coordinó la oficina gubernamental  con los inconformistas justos, entre los cuales surgió el Ministro de Gobierno, José María Pérez Echenique; el canciller, Antonio Quevedo y el ministro de Guerra, general Juan Francisco de Orellana con ellos conformó su gabinete.

General Juan Francisco de Orellana

Hacia el inicio de su organización administrativa, el embajador Francisco Guarderas manifestó la paliza que sufrió el bonifacismo del lado de los conservadores me ubicó en las posiciones de la resistencia. Como persona designada e individual de la Junta Asesora, no extrañé mi análisis de la persona del Magistrado además, su gobierno,  considerando todas las cosas, no podía pasar por alto la competencia y la precisión de su conducir  en el par de meses que estuvo manejando el asunto del Estado como prioridad absoluta y completa.

La disminución de la tarifa del préstamo en las actividades de operaciones hipotecarias  empujó a la creación latente, sin embargo, fue atraído por la mala voluntad de los depositarios de cédulas  y bancos afines. En el año de  1933, las tarifas apenas alcanzaron los 4,2 millones de dólares, la dimensión más mínima desde el año de 1878.

Frustrados por la exclusión de Neptalí Bonífaz y que aún se filtraban de la Guerra de los Cuatro Días, los tradicionalistas radicalizaron la oposición en la Cordillera y agregaron un clima populista. Un trozo de la prensa atrapó fragmentos de chismes contra el gobierno, en al que la identidad extrema de  Juan de Dios Martínez Mera se agregó a que no le gustara a la población en general y así mismo al  Congreso. El 17 de mayo del año de 1933, tres unidades del ejército de Riobamba se rebelaron.

Neptalí Bonífaz

El buró se rindió  y renunció a todo por los tantos conflictos armados que se habían presentado y que no ofrecían ninguna garantía de nada, sin embargo no todo quedó allí, pues seguidamente Juan de Dios Martínez Mera  fue y conformó un segundo buró bastante estimado.

Entre los cuales se encontraban Catón Cárdenas ubicado en el Ministerio de Educación, Augusto Alvarado Olea en el Tesoro y Francisco Guarderas en Asuntos Exteriores. Sin embargo, la oposición de los bonifacistas comenzó a unirse igualmente a la resistencia liberal.

Para ello Velasco Ibarra hizo sus propias apreciaciones y lo culpó arguyendo que había quedado electo porque todo se realizó con  fraude y que además manejó la política con mucha  torpeza de manera  universal en medio de la lucha de Leticia entre Perú y Colombia. Por razones del Tratado Muñoz Vernaza-Suárez del año de 1916, en el que Colombia había conseguido amplias zonas de la zona noreste de Ecuador.

Tratado Muñoz Vernaza-Suárez del año de 1916

Después de seis años, Colombia los cambió con Perú a cambio de un pasaje que ofrecía acceso a la Amazonía. El pasadizo se llamaba trapecio de Leticia. Después de diez años, justamente en el año de 1932, época en que las tropas peruanas participaron en ese puerto fluvial de Leticia; lo cual  desató, como resultado una guerra entre Colombia y Perú, fue bastante fuerte.

El populismo que irrumpió en las cuestiones gubernamentales ecuatorianas confió en que había llegado la instantánea de una colusión con Colombia. Ecuador y Colombia pudieron vencer a Perú. Estos mismos petardos fueron llenados por la propia Colombia aunque nunca de manera formal.

Juan de Dios Martínez Mera actuó con sensatez, consultó a  los diversos entes encargados y competentes, persiguió el sentimiento del espléndido Canciller Quevedo y no correteó el juego a ninguna de las reuniones. El tiempo le dio el derecho, ya que Colombia y Perú en poco tiempo ofrecieron algún tipo de reparación, y Perú restauró el puerto usurpado.

La legislatura de Juan de Dios Martínez Mera mantuvo una distancia estratégica de una guerra en un área ecuatoriana y una asociación militar nunca propuesta autoritativamente por Colombia, un vecino que durante toda la historia republicana se había mostrado normalmente apático con respecto a la razón ecuatoriana en su contienda con el Perú.

Gobierno de Juan de Dios Martínez

Es bien importante comprender que el ilustre  y reconocido Juan de Dios Martínez Mera, fue un funcionario de excelente y notoria personalidad del gobierno liberal, que nació  el día 8 de marzo del año de  1875, es a bien saber que su corta labor dejó huellas que han permanecido en el tiempo.

Porque fue un funcionario público que ejerció su mandato presidencial conquistado en las elecciones presidenciales, lo cual tuvo su auge desde el 5 de diciembre del año de  1932 al 16 de octubre del año de 1933, momento en el que fue rechazado por la gran comisión del Congreso por no tener ningún deseo de ceder a los intereses de los diputados delegados.

Justamente el día  10 de agosto del año de 1933, se introdujo el Congreso de la República, que eligió a los especialistas José Vicente Trujillo y José María Velasco Ibarra para dirigir los consejos de senadores y diputados, individualmente.

Rápidamente surgió un verdadero tornado político en torno a su legislatura: los grupos de resistencia llamado opositora, quienes  fueron entusiasmados con la ardiente charla del elocuente  Doctor Velasco Ibarra, volcaron día a día contra el Presidente y su administración.

En torno a él era una amplia gama de denuncias y censuras que usaron para manchar el testimonio del presidente, fue un sucio trabajo que hicieron  bajo la supuesta  seguridad de la Constitución del año de 1929, en la que  los congresistas asistieron al «voto de duda» que excluyó de una manera que descalificaba  durante bastante tiempo a cada ministro que el Presidente había  seleccionado.

«En dos eventos se le propuso la dimisión de su alto cargo, que el presidente lo rechazó debido a su dignidad individual y sobre la base de que el Poder Legislativo no se entrometió con tales propuestas. En ese momento, el Congreso eligió el camino del día por día como el paso definitivo.

Este era guiado por los votos de reproche contra los Ministros de Estado, en realidad singulares, a partir de allí en conjunto, el Congreso se encargó de machar el testimonio de los diversos  Ministros y al día siguiente el Presidente delegó diferentes Ministros, un día se encargaba de unos, a la caída de la noche del día siguiente se seguía con la seguidilla tormentosa contra estos ministro que solo se dedicaron a trabajar.

Era una ronda mínima de «Quita y Pon» entre dos Poderes en lucha, con indignación y desgracia en el continente.  Como presidente de la República, le habría resultado sencillo entregar premios y lograr la mayoría de los votos en el Congreso, pero ese no era su método para actuar: «La honestidad era su norma, su dirección. Hacia el final de septiembre, a propuesta del Doctor Manuel Benigno Cueva García, se formó una comisión encabezada por el Ingeniero Federico Páez, que exigía la renuncia del presidente.

Ingeniero Federico Páez

Tal cual decía: Coloqué en sus manos la nota que contenía los deseos del Congreso, y agregué un par de palabras para pedirle que no lo encontrara en nuestro estado de ánimo: ninguna vibra amenazadora individual, considerablemente menos desprecio u odio; nuestro genuino deseo de llegar a la disposición adecuada de una disputa entre las dos altas potencias del país, y el hecho de que, como todos sabíamos, el alto nivel de afabilidad de los que era controlado, nos dimos cuenta de que, como lo necesitábamos, mantener una distancia estratégica de la redundancia de realidades en todo desastrosa para la nación …

El Señor Juan de Dios Martínez Mera nos escuchó con tranquilidad y con intencionalidad y sin dudarlo, mereciendo la más notable adoración, y cuando terminamos, nos habló: No puedo estar de acuerdo con los deseos del Congreso. No por entusiasmo que no tengo, no por un malinterpretado orgullo que no encaja en ningún mandatario, sino porque mi obligación es garantizar que las fuerzas del Poder Ejecutivo permanezcan impecables.

El Congreso ha abandonado el círculo de sus fuerzas y  dar mi consentimiento a lo que se me pidió hacer es poner un punto de referencia preocupante. Se colocaría  al Ejecutivo, confiable como lo indica la Constitución, indefenso ante un organismo autoritario sobre el cual no flota ninguna obligación. Toda la solidez administrativa se cambiaría significativamente. Sería suficiente más tarde de una minoría activista en el Congreso, para hacer de cada año una circunstancia comparable al presente”

Hacia inicios del mes de octubre, la emergencia financiera entró en su etapa más inestable, cuando apenas dos meses después de haber comenzado sus obligaciones como mandatario, el Congreso inició un juicio político vergonzoso en su contra.

Fue una mala obra en la que el Doctor Velasco Ibarra, con una articulación demagógica de reales expertos, donde presentó intensos cargos contra el Presidente de la República y después del apoyo de algunos congresistas, el agente Joaquín Dávila propuso un movimiento para expulsarlo de su condición de presidente  «Debido a la culpa en la gestión de asuntos internacionales».

Juan de Dios Martínez Mera se protegió a sí mismo con una espléndida exhibición ante un Congreso que no estaba dispuesto a reconocer la realidad, ya que percibiría que cumplía con el comando de los individuos que, bajo la implementación del Doctor José María Velasco Ibarra, estaban sin dar rienda suelta a su bajos perfiles de intereses políticos.

 Al darse cuenta de que el Senado había arreglado previamente el acuerdo que lo expulsó, descartó el camino de la tiranía como un último acuerdo y se aventuró a retirase  con su familia a Guayaquil, donde permaneció tranquilamente y en paz  durante el tiempo  que se tardó la arremetida en su contra.

El 16 de octubre del año de 1933, el Senado que se hallaba encabezado por el Doctor José Vicente Trujillo, en una sesión descortés respaldó el movimiento que «negó legítimamente el cargo de Presidente de la República al Señor Juan de Dios Martínez Mera y, por lo tanto, declaró en total estado de vacancia el cargo presidencial.

Un Congreso similar reconoció abiertamente el 1 de noviembre del año de  1948  que había cometido un error. Fue la época más difícil que atravesaba el País ya que este  vivía un fatalismo que era un total desastre el cual era muy  destacado entre su emergencia financiera más terrible. Su administración fue excepcionalmente clara y exacta, a pesar del hecho de que con numerosos problemas nacionales se dio cuenta de cómo revolverlos.

Dijo que «la naturaleza ejemplar es mi norma y mi dirección». Cuando fue presentado como presidente, dijo que desde ese momento en adelante comenzaría  su dificultad en vista del tipo de asuntos que lo anticipaban. Vea José Joaquín de Olmedo, quien fuera un hombre de gran  valor para el País.

Un representante increíble y en rutinas pasadas un brillante Ministro de Finanzas. El hombre honorable, líder de un hogar solidario, necesitaba fama, el raro tipo de personas del que se dieron cuenta cuando su nombre era mencionado y por ende reconocían  su nombre en la Compañía Nacional de Estancos del Litoral.

Obras de Juan de Dios Martínez

Dentro de sus trabajos escritos que marcaron un pasado imborrable y que por siempre seria recordado un gran hombre como lo fue don Juan de Dios Martínez Mera, están las más destacadas que son las siguientes:

.- Es de gran importancia el Ecuador profundo, que está comprendido por tan solamente 4 volúmenes con 2  magníficos lanzamientos, es decir dos ediciones.

.- La muy nombrada y reconocida Nuestro antiguo Guayaquil, está comprendido por un solo  volumen  con tres 3 hermosísimos  lanzamientos.

.- El famoso Ecuador social  comprendido por 2 volúmenes extraordinarios.

.- Los tan aclamados Cuentos parasicológicos compuesto con  1 solo  tomo.

Estos dos últimos aparecieron en el Diario Expreso en el año de  1984. Es a bien recordar que fue presidente en una temporada en la que el País atravesaba los momentos más duros y difíciles por su tan terrible condición económica y por los tantos conflictos que vivía con sus líderes que solo perseguían el poder y empoderarse. Mientras que este ilustre hombre solo buscaba gobernar con una justa gestión que favoreciera al País ante  cualquier cosa.

Colegio Nacional Juan de Dios Martínez Mera

La escuela se estableció por primera vez como un ente particular de carácter  privado llamado el 6 de septiembre, fue establecida con el fin de beneficiara a  los trabajadores de la Autoridad Portuaria de Guayaquil, en ella se concentraba una gran cantidad de estudiantes que asistían con el  objetivo de cursar estudios y capacitarse de la mejor manera posible la misma estaba  ubicada  en el edificio de Piedraita en la demarcación de  Quito que aún existía.

Algún tiempo después, el Doctor Jorge Vaca Peralta, director  de esa época y actual individuo del Consejo de la Judicatura, junto con el experto  Oswaldo León Fonseca se reunieron y entablaron una muy buena organización con el fin de solicitar ante el gobierno militar el deseo para que  se lograra  nacionalizar el Colegio.

En la época del año de 1973, la escuela se convirtió en un ente fiscal llamado Doctor Juan De Dios Martínez Mera y el Doctor Jorge Vaca Peralta era el director de dicha institución. Además, esta escuela se convierte  en un maravilloso centro de formación y logró  ser la mejor Escuela Nocturna de Guayaquil, teniendo muy en alto sus lagos años de creación y que sirvió para cumplir la meta con la cual se estableció.

Monumento a Juan de Dios Martínez Mera

El ilustre y reconocido Juan de Dios Martínez Mera, un funcionario del gobierno liberal que dejo huellas imborrables en el marco de la gran historia del Ecuador, podemos atraer a memoria que este estimado hombre nació el 8 de marzo del año de  1875 y que muchos años después, fallece el 27 de octubre de 1955.

Que fue de conducta ejemplar, que ejerció su mandato presidencial ganado en decisiones electorales del 5 de diciembre del año de 1932 al 16 de octubre del año de 1933, cuando fue expulsado por el congreso por no tener ningún deseo de ceder o cumplir con los intereses de los  diputados representantes del País.

Un Congreso similar, se instaló el 1 de noviembre del año de 1948, en el cual reconoció libremente que había cometido un error que se habían equivocado. Su mandato se realizó en una ocasión en que la nación vivía un lugar bastante destacado entre su más grande emergencia monetaria la cual era la más terrible.

La Benemérita  Sociedad Filantrópica del Guayas

La manera más única de hablar de esta  Filantropía es reconociendo primero que esta es un establecimiento social que tiene sus cimientos en el período provincial y se identifica con la utilidad cristiana y la beneficencia. No obstante, a medida que la sociedad de Guayaquil avanza hacia la impregnación de cualidades comunes, obtiene sus propios atributos que cambian después de un tiempo.

Este sello como marco aparece claramente en la producción de la Sociedad Filantrópica del Guayas, cuando el 21 de noviembre del año de 1849, una reunión de propietarios, vendedores y artesanos conducidos por Modesto Sánchez Carbo y Juan María Martínez Coello abuelo paterno de Juan de Dios Martínez Mera.

Quienes  se reunieron y conformaron esta institución justo en el momento en que Sánchez fue desafortunadamente influenciado por la falta de atención de la población en general , antes de lo cual dedicó su tiempo y su fortuna a una orientación bien conocida, como lo indica un antiguo contenido de la Sociedad Filantrópica.

Esta maravillosa  Sociedad Filantrópica de Guayas fue la principal organización que reunió en conjunto a los artesanos de la ciudad y la región con fines instructivos, en el razonamiento de buscar orientación individual como el enfoque más apropiado para avanzar monetariamente y poder lograr un excelente crecimiento.

Sus primeros individuos hicieron una revista muy reconocida a la cual llamaron El Filántropo   en el año de 1853, que contiene el llamado que se les hizo a los artesanos a ser parte de esta sociedad interclase, que reconoció al propietario como el trabajador prominente, motivo en al que la población general necesitaba cultivarse; maravillosos cuando el día de el avance brillará oh ¡Artesanos! ¡Vuela e intégrate en esa Sociedad!

Todo era por qué en un público tan general como Guayaquil esta era una combinación de unidades multiclase y varios intereses concebibles para impulsar una tarea similar de relación común, con fines altruistas y orientación instructiva, es por ello que existiría un enfrentamiento  a una primera clase de propietarios liberales y comerciantes que solicitaban  personal en particular y más aun que fueran especializadas.

Lo que es más, es que a partir del segundo 50% del siglo XIX, el aumento de la libre empresa en nuestra condición los lleva a buscar enfoques para co-seleccionar trabajo calificado, para lo cual, la necesidad de preparar trabajadores calificados y hacendosos es forzosas labores para lo cual se especializaba e instruía.

Desde ese punto de vista, podríamos comprender por qué entre los artesanos y los segmentos predominantes están los individuos del segmento financiero y el «alto» intercambio de Guayaquil, que están intrigados, según sus propias palabras, en «ayudar e instruir al empleado/obrero.

Es bien importante tener en cuenta que en su artículo 2 de los Estatutos de la Sociedad Filantrópica de Guayas emite sus puntos, que son prácticos para el compromiso ideológico de la burguesía vecina en desarrollo: «Los puntos propuestos por la sociedad son: el gran alivio a la penuria, creación y avance de fundaciones instructivas y benéficas, seguro de los centros  de conformación de la experiencia humana y  sus especialidades.

No podemos pasar por alto la perspectiva cristiana que cruza el sistema de creencias de ventaja en los propósitos de la Sociedad Filantrópica del Guayas, que es denso en la imagen, con la cruz y la colonia, imágenes del decir  ora y  labora de los benedictinos como  grupo. Sin embargo, no podemos delinear el posible impacto masónico en el establecimiento de estos órdenes sociales, ajustando las creencias comunes que están aturdidas y abarcando, durante todo el siglo XIX.

En Guayaquil, surge una dinámica empresarial con sus propias cualidades que se encuentra y se fusiona de inmediato, en un procedimiento de hibridación social que fomenta una metodología general de las élites a las partes famosas, desde su entusiasmo por la filantropía y el avance de la corriente principal. Instrucción, a través de la realización de magnánimos órdenes sociales y de «expresiones y obras de arte» de las escuelas.

El caso de este tipo de Filantropía  social que puede interpretarse como «liberal» es la Sociedad Filantrópica de Guayas, cuyo trabajo fundamental es el académico e instructivo. En el año de 1874, finalmente se establecieron otras edificaciones educativas como: la Escuela de Letras «Rocafuerte» de la Escuela Filantrópica, comprometida con la capacitación de mujeres jóvenes, y en el año de 1891, se estableció la Escuela de Artes y Oficios «Anzoátegui», una base clave para comprender el avance de las deliciosas obras del arte así como las expresiones mecánicas e innovaciones artísticas en Guayaquil.

A estos puntos de vista se incluiría una escuela de experiencia de vida y más establecimientos, se dirigió a un segmento que asumirá un trabajo esencial durante el tiempo dedicado a la construcción de la ciudad avanzada con toda la innovación y tecnología de punta.

La acreditada Sociedad Meritoria de Filantropía de Guayas fue de mucha importancia porque se estableció el 21 de noviembre del año de 1849, recordando que sus iniciadores fueron  67 residentes, incluido Juan de Dios Martínez Mera quienes  eligieron hacerlo para el avance de Establecimientos Educativos Caritativos con  seguros y preparativos en Artes y Oficios, por lo que  desde su establecimiento ha mantenido algunos Centros de Educación, y que a partir de allí se enmarca que:

1.- La imperiosa Unidad Educativa Particular Acreditada Sociedad Filantrópica del Guayas. Cuenta con las distintas secciones Primordiales como básicas, centrales y superiores, y un Bachillerato especializado que  alcanzando la línea que tenemos desde el inicio de este público en general, se mantiene con sus recursos especializados de:

1.- Una inmensa Elaboración y ensambladura de muebles.

2.-  Especialidad en Electromecánica Automotriz.

3.- Construcciones mecanizadas y metálicas.

4.- El maravilloso Diseño gráfico.

5.- Moldeo por aire.

6.- Y la gran  Electrónica de consumo

El procedimiento de admisión a nuestra Unidad Educativa comienza con el Registro que tiene un costo base, que se toma como una característica de la cuota de inscripción una vez que haya confirmado el procedimiento, y si a pesar de lo que podría esperarse no avala dicho efectivo no lo hará ser reembolsado ya que cubre los costos regulatorios creados.

Es de menester relevancia considerar que  los beneficios moderados según las necesidades de la localidad donde se encuentra dicha fundación; Los niños y jóvenes que reciben instrucción en esta fantástica  organización tiene el gran privilegio de gozar de una beca general como un adicional múltiple, también hay una subvención adicional para la utilización que aparecen dentro del marco de tiempo de la escuela anterior en esta gran  fundación.

La Medalla Escolar

Es una inmensa distinción que se ha hecho  durante más de 100 años, la Distinguida Sociedad Filantrópica del Guayas ha establecido la entrega de la Medalla Escolar habitual a los dos mejores alumnos que son asignados por cada organización instructiva de la ciudad que se alista, y además a 14 escuelas en diversas áreas de la nación, Con las ofertas instructivas que acompañan:

  • Formación general fundamental.
  • Unidos juntos en amplio bachillerato
  • Colegios
  • Sin beneficio

La Sociedad no recibe pago de la Municipalidad o del Gobierno, financia su propia labor, para apoyar a las clases bien conocidas, basadas en su propio pago, provenientes de herencias y donaciones.

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